EL CLUB DE LAS PERFECTAS

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“NO MIREN LA PARTE DE ATRÁS”

Fue lo que dijo Emma Stone al subir al escenario en lo que seguramente será uno de los momentos más importantes de su vida.

­Resulta que la actriz fue nominada a los Oscars por su increíble interpretación en Poor Things, y para la ocasión eligió un diseño de la exclusiva marca de lujo francesa Louis Vuitton.

Al ingresar a la alfombra roja, muchos elogiaron su atuendo. Sinceramente, no fue uno de mis looks favoritos de Emma, pero no podíamos negar que era un bello vestido.

El problema surgió cuando Emma efectivamente lo usó más allá de las poses en la alfombra roja. Se sentó, se movió e incluso se animó a bailar, algo que aparentemente el vestido hecho a medida por la casa francesa no pudo soportar. Aparentemente, este vestido no estaba pensado para el movimiento, y entre chistes, en medio de los agradecimientos de su premio, Emma sugirió que su vestido se había roto mientras bailaba al ritmo de I’m Just Ken.

¿Fue este incidente la peor publicidad para una marca de lujo? ¿No se trata de prendas hechas a medida? ¿A medida de qué tipo de movimientos?

Hace un tiempo, cuando devoré en dos días la serie sobre Cristóbal Balenciaga, ya llegando al final de su carrera y tratando de adaptarse a los tiempos que corrían, Cristóbal diseñó el uniforme para la aerolínea Air France. La indignación del diseñador llegó cuando se enteró de que las azafatas estaban completamente descontentas con el resultado, porque les resultaba incómodo.

¿Cómo puede ser que uno de los diseñadores más grandes de la historia, escultor del cuerpo femenino, haya diseñado algo incómodo para las mujeres? La respuesta en la serie se la da su pareja y mano derecha, Ramón.

“TU ESTAS ACOSTUMBRADO PARA DISEÑAR PARA MUJERES QUE NO LEVANTAN LOS BRAZOS”, dijo Ramón, y me conquistó.

La industria de la moda, durante muchos años, pensó la vestimenta en cuanto a la mujer como un objeto decorativo. Según Veblen, la ropa de la mujer, ostensiblemente inútil para el trabajo, refuerza la idea de que la mujer es un adorno del hombre, una extensión de su patrimonio.

Y el hecho de que en 2024 una mujer que gana un premio, le hagan un vestido a medida por una de las mejores casas del mundo, haga un movimiento y este vestido se le rompa, no habla de la mala confección, sino que habla de que LA PRENDA no estaba pensada para ser usada de esa forma.

Vestidos como el de Anne Hathaway por Versace en el último Fashion Week, donde la vimos reina sentada en el front row, pero luego nos enteramos de que era un vestido completamente incómodo para estar sentada, nos recuerdan este concepto.

¿SIGUE LA MODA EN 2024 PENSANDO  EN MUJERES QUE NO SE MUEVEN?

¿EN MUJERES QUE SOLO DECORAN? 

¿EN MUJERES “PERFECTAS”?

A continuación, les dejo un cuento de Graciela Montes, una escritora argentina, que me acercó Patri, una seguidora muy fiel que siempre lee y me genera devoluciones interesantes como esta. El cuento se llama EL CLUB DE LOS PERFECTOS, y les dejo el link para que lo lean.

Para ir cerrando esta idea del newsletter de hoy, quiero dejar en claro que no pretendo demonizar la función de la moda como decorativa, para nada. Pero VESTIRNOS NO ES UN ACTO SOLO DECORATIVO. Cuando nos vestimos, nos decoramos, pero también vivimos, bailamos, reímos, nos sentamos, nos paramos, caminamos y también corremos. La vestimenta, por más linda, cara, buena y elegante que sea, nos tiene que permitir eso y mucho más.

¡Nos vemos la próxima semana! 

Carmen 💕


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